Nutrición y Salud
Enfermedades en forma de aditivos
Enfermedades en
forma de aditivos.
Cuánto hemos escuchado y leído sobre los aditivos que se usan en la mal
llamada industria alimenticia, quizás
mucho, poco o creemos que eso es puro cuento de camino, porque no hemos visto
morir a nadie luego de comer una salchicha o después de comer el contenido de
una lata de…cualquier cosa. Además, sí en algún momento te ha preocupado el
asunto seguramente habrás llegado a conclusiones como: si fuese cierto lo que
dicen de los aditivos, los supermercados no venderían esos productos o sí fuese
malo consumirlos las autoridades lo prohibirían… Hoy te quiero hablar un poco,
bueno lo suficiente para que consideres tu consumo de alimentos procesados y
para que pongas en duda ese dicho muy común, al menos aquí en Venezuela que
dice: “lo que no mata engorda”. Pues
no te lo voy a decir suave: los ¡ADITIVOS engordan y también matan!
Antes de darte alguna de las razones de mi afirmación anterior,
quiero contarte porque escogí este tema entre muchos que tengo preparados para
compartir contigo para ayudarte a mejorar tu alimentación y por consiguiente tu
salud. Los productos procesados hoy en día son tan comunes, es tan “normal” su
consumo, como lo son lamentablemente las enfermedades que provocan. Por ello me
interesa que conozcas quiénes son estos
bichitos (aditivos) que están presentes en el 90% de los productos que están en
los anaqueles de los supermercados camuflageados entre presentaciones que te
invitan a comprarlos. Justo detrás de esa presentación se encuentra la
descripción nutricional del producto. Ahí en medio de nombres raros que da
pereza leer porque se te enreda la lengua con tan solo tratar de pronunciarlos
están esos bichitos nocivos para la salud. Tan cierto es que no conoces el
significado de la lista de ingredientes de un producto procesado como que te lo
comes sin saber lo que te causa. ¡Hasta que te lo causa!
¿Que son
aditivos “alimenticios” y para que se usan?
Son sustancias o compuestos químicos que se añaden de forma intencional
a los productos alimenticios y bebidas con el fin modificar sus características
y propiedades organolépticas (sabor, textura, olor, color o
temperatura), así como su tiempo de caducidad y adaptarlos a las condiciones
del mercado al son dirigidos. También aquí cuenta que estos productos
suelen contener grandes cantidades de sal, azúcar y grasa, todos conocidos como dañinos.
Para conservar por más
tiempo y en estado óptimo los alimentos para su consumo el hombre ha usados
técnicas desde tiempos muy antiguos como la desecación, la fermentación, el
empleo de azúcar o de sal y el ahumado. Hoy empleamos el frío (refrigeración,
congelación), el calor (pasteurización, uperización) y otros métodos modernos. Los
aditivos garantizan el aspecto, y facilitan la preparación, conservación,
almacenamiento o el transporte de tales productos, enmascarando también la
falta de algún ingrediente o su baja calidad nutricional. Los usan como:
colorantes para dar incluso al producto un color mejor que el original,
emulsionantes, estabilizantes y espesantes para mantener la textura,
antioxidantes para evitar la oxidación o cambio de color, saborizantes, para
mejorar el sabor de algo insípido y desagradable, y conservantes con el fin de
retrasar su descomposición. Quiero decir aquí de una forma muy personal pero
responsable que sí, es cierto que la posibilidad de conservar los alimentos por
más tiempo, en muchos casos pueden ser beneficioso, por ejemplo para que los
alimentos lleguen a más lugares y personas necesitadas, cuando hay catástrofes
naturales, en circunstancia de riesgos epidemiológicos masivos o
contaminaciones ambientales generalizadas, etc., no es menos cierto que la industria
“alimenticia” a excedido sus límites del objetivo realmente saludables o
convenientes del uso de aditivos en productos procesados. EL interés mayor pasó
a ser económico sin medir o importar las consecuencias en la salud de los
excesos de aditivos en sus productos. Muchos más allá de los defensores y
normas en las distintas legislaciones de la materia alimentaria a nivel mundial
que aseguran que las cantidades añadidas a los productos procesados son seguras
para el consumo humano, existe una gran diferencia nutricional entre un
“alimento” fabricado o modificado hasta más no poder y un alimento real.
Hace 100 años no existían
las enfermedades asociadas al síndrome metabólico (diabetes tipo 2, hipertensión,
resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares, elevados niveles de
colesterol y triglicéridos, obesidad, etc.), o al menos no eran una epidemia
como lo son hoy en día. A su a vez el síndrome metabólico está asociado a los
hábitos alimenticios y estilos de vida, y
¿adivina que? Sí, lo que estas pensando los productos procesados y la
cantidad de aditivos, azúcares y grasas que poseen más su consumo desmedido y
normalizado como inofensivo a contribuido bastante, mucho más de lo que crees y
de lo que nos dicen las autoridades y la industria alimenticias a la
proliferación de estas y otras enfermedades que son fácilmente prevenibles con
una alimentación real. Ninguna fábrica de alimentos del hombre va a poder
superar jamás la inteligencia y especial balance de la naturaleza. Cada
alimento natural tiene el balance perfecto de nutrientes, dicho balance no es
así por capricho de la banana o el calabacín, es así porque los nutrientes
(micro y macros) compiten en nuestro organismo para ser absorbidos en el
proceso digestivo. Cuando por ocurrencias y caprichos económicos el hombre
fabrica y modifica “alimentos” este balance de nutrientes se rompe por más que
el etiquetado diga “enriquecido” con… Y el organismo no obtiene los nutrientes
necesarios para su óptimo funcionamiento. Te prometo que te hablaré de ello en
un próximo artículo con más detalles.
Algunas enfermedades
relacionadas con el consumo de productos procesados.
- Obesidad: Los “alimentos” excesivamente procesados contienen azúcar en cantidades desproporcionadas y alarmantes.
No te dejes engañar si la palabra “azúcar”
no aparece realmente en la etiqueta ya que está tiene muchos nombres bajos los
cuales puede aparecer, tales como: jarabe de maíz, fructosa, glucosa, sacarosa, malta o maltosa, melaza o
néctar entre otros. Azúcar y todas
sus variedades son para el organismo “calorías vacías” ya que no aportan ningún
tipo de nutrientes y además ocasiona adicción
ya que ésta desencadena en el cerebro la misma reacción que la droga, es por
ello que el consumo exacerbado de azúcar alienta al cuerpo a consumir aún más
calorías y te lleva al sobrepeso u obesidad.
•
Enfermedades asociadas al
síndrome metabólico: no es una enfermedad en sí misma, sino que
es conjunto de riesgos y factores que predisponen a las personas a sufrir
enfermedades cardiacas, diabetes tipo 2, ictus, entre otras.
El síndrome metabólico se diagnostica cuando se presentan tres o más de
los siguientes cinco factores de riesgo:
v
Aumento de la cintura también conocido
como “forma
de manzana” debido a la obesidad abdominal.
v Bajos
niveles de colesterol HDL (saludable), o necesidad de medicación debido a
niveles bajos de HDL.
v Presión
arterial alta, o necesitar tratamiento para la presión arterial elevada.
v Nivel
elevado de glucosa en sangre en ayunas, o necesidad de un medicamento debido al
valor elevado de glucemia en ayunas.
• Enfermedad
Inflamatoria del Intestino: El consumo de alimentos procesados está
relacionado con enfermedades inflamatorias intestinal, como la enfermedad de Crohn
(síndrome de colon irritable) y la colitis ulcerosa como las más recurrentes.
El aditivo
químico llamado emulsionante, pude ser el responsable de ello, así lo demuestra
un estudio del 2015, ratones
alimentados con una dieta que simula el tipo y la cantidad de emulsificantes
típicamente consumidos provenientes de “alimentos” procesados se encontraron
con cambios observados en sus bacterias intestinales que desencadenaron varias
condiciones de salud como la obesidad y síndrome metabólico. La razón de esta
conexión se debe a que las bacterias afectadas dañan la mucosidad intestinal,
la capa protectora que generalmente separa los microbios de la pared
intestinal. Provocando una respuesta inflamatoria y aumentando la incidencia de
estas enfermedades.
Los
emulsionantes son usados para extender la vida útil y ayudar a mantener la
forma o textura de los alimentos. Se encuentran
en casi todos los productos alimenticios procesados. Entre
ellos: Panes, mantequilla de maní, mezclas
para pasteles y pan cake, aderezos para ensaladas, salsas, yogur, pudines quesos
procesados, helados y postres, etc., etc., etc.… La función principal de un
emulsionante es permitir que el agua y el aceite se puedan mezclar o mantener
juntos sustancias alimenticias que normalmente se separarían.
•
Enfermedades
autoinmunes: Estas pueden presentarse cuando el sistema inmunológico está
afectado y éste confunde las células sanas atacándolas.
Investigaciones
demuestran que existen siete aditivos comunes en los “alimentos” procesados
(glucosa, sal refinada, emulsionantes, disolventes orgánicos, gluten,
trasglutamisina microbiana y nano partículas) que pueden dañar las paredes
intestinales provocando un síndrome que se denomina intestino permeable lo cual
aumenta la posibilidad de que entren toxinas al organismo y dañen al cuerpo
causando enfermedades autoinmune ya que alrededor de un 70% del sistema
inmunológico se encuentra en el intestino.
•
Cáncer
colonrectal: Comer carne procesada (como las salchichas o el beicon) puede causar cáncer
de colon, según acaba de concluir la Agencia Internacional de
Investigación sobre el Cáncer (IARC), un organismo dependiente de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Informe actualizado en octubre 2015.
Concretamente,
advierten, cada 50 gramos
diarios aumentan un 18% el riesgo de desarrollar este tumor.
Este organismo evalúa periódicamente cientos de evidencias científicas para ir
actualizando su clasificación de sustancias potencialmente carcinógenas para el
ser humano. En este caso, tras evaluar 700 trabajos científicos, un grupo de 22
expertos de 10 países diferentes ha decidido elevar al grupo 1 de productos
"cancerígeno para los humanos" a las llamadas carnes procesadas,
cualquier producto que haya sufrido una transformación industrial (como
jamones, lasañas preparadas, carnes envasadas, salchichas...). En esa misma
categoría de máximo riesgo ya figuran, por ejemplo, el tabaco, el amianto o la contaminación
ambiental.
•
Ansiedad y
depresión: Este padecimiento se manifiesta por un cambio en el estado de ánimo, tristeza, pérdida de interés o placer,
sentimientos de culpa, falta de autoestima, sensación de cansancio, falta de
concentración, así como trastornos de sueño o apetito.
Los alimentos procesados
dañan el intestino como ya hemos visto, en éste se produce la SEROTONINA que es
sustancia que está presente en las neuronas y realiza funciones de
neurotransmisor y es un importante
estabilizador del ánimo. No por casualidad se considera al sistema digestivo
como el segundo cerebro.
Piénsalo bien antes de volver a colocar en tu carrito del supermecado
latas, cajas, paquetes, congelados, comidas para microondas, embutidos. Se
consciente: Si no cuidas tu cuerpo ¿donde vivirás?
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